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Todo ese fuego

“Los hombres tienen toda la ventaja sobre nosotras por ser ellos quienes cuenta la historia. Su educación ha sido mucho más completa; la pluma ha estado en sus manos. No permitiré que los libros me prueben nada” --- Jane Austen, Persuasion

¿Cómo sería la vida cotidiana de las tres hermanas Bronte en 1846, en que ocupaban sus días, sus horas y sus pensamientos?

En Todo ese Fuego, Angeles Caso, la autora nos relata un día como tantos, en los que las tres hermanas realizaban las tareas domésticas “propias” de una mujer en aquella época.

Entre realidad y ficción, la novela nos transporta a una época en que la vida de las mujeres era limitada, Charlotte, Anne y Emily, hijas de un reverendo pobre y estricto, tenían pocas opciones para ganarse la vida, y una de ellas era el de ser institutrices ya sea en algún establecimiento o para familias particulares.

Pero las hermanas son lejos de ser únicamente amas de casa, pues las tres aspiran a ser escritoras, y pasan la mayor parte de su tiempo libre escribiendo, y leyéndose sus escritos.

En aquella época las mujeres tenían muy poca probabilidad de ser publicadas y en la mayoría de casos de varias escritoras de la época, para que alguna casa editorial aceptara publicar recurrían a seudónimos masculinos, y las hermanas Bronte no fueron la excepción.

Las tres publicaron sus primeras novelas bajo nombres de hombres y fue únicamente así como lograron realizar uno de sus mayores sueños: ser publicadas.

Mucho se ha dicho del hecho que tres escritoras que vivieron casi aisladas de toda sociedad y que poco conocieron de la vida, pudieran escribir novelas tan complejas, llenas de sentimientos contrarios e incluso de amores apasionados y violentos como en el caso de Cumbres Borrascosas de Emily Bronte.

Angeles Caso, nos revela, que tal vez sus vidas no fueron tan insípidas como nos han hecho creer hasta ahora, sin olvidar que dos de las hermanas trabajaron fuera de casa por varios años, e incluso vivieron en Bruselas por un tiempo.

Sería injusto pensar que sus vidas fueron totalmente libres de algún desamor, o que fueran testigos de historias prohibidas. Y es precisamente lo que trata la autora de este libro, mostrarnos a tres mujeres, llenas de vida, de talento, que lucharon por realizar su más grande anhelo.

Pero también nos recuerda la dura lucha de las mujeres en aquellas época ara poder expresarse, destinadas a las tareas domésticas y con único fin el de casarse y procrear.

Dejando poco o nada de lugar a que se desarrollaran como personas y como mujeres y muchas veces teniendo que esconderse por miedo de ser juzgadas.

Las hermanas Bronte, escribían una vez todas las tareas domésticas terminadas, a escondidas de su hermano y no fue hasta una vez publicadas y con un ejemplar entre sus manos que osaron contarle a su padre.

De igual manera Jane Austen, contemporánea de las hermanas, escribía en un pequeño escritorio en el que podía esconder sus manuscritos de que había gente que entraba en el salón donde trabajaba.

Pocas fueron las regalías de las novelas publicadas de estas escritoras, que ahora son famosas y cuyas novelas son constantemente adaptadas al cine, y aunque no aspiraban necesariamente a volverse ricas, se sabe bien que el dinero las habría ayudado a tener una vida más independiente e incluso hubieran podido dedicarse aún más a lo que tanto las apasionaba.

Pero sus deseos fueron reprimidos, sus anhelos y esperanzas eran vividos en secreto, y compartidos por poco, y es quizás una suerte para los que disfrutamos este tipo de novelas el poder leerlas en nuestra época.

Encuentro el título de Angeles Caso totalmente poético, y representativo, de todo ese fuego, pasión y talento que estas tres hermanas tenían dentro y que poco pudieron compartir con el resto del mundo.

Más allá de un libro lleno de nostalgia y esperanza es un homenaje a todas aquellas escritoras que sin saberlo estaban construyendo el terreno para todas aquellas que vendrían después.

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