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La precariedad, una consecuencia más del patriarcado


Cuando hablamos del patriarcado como un sistema que rige las relaciones sociales contemporáneas, por nuestras mentes pasan muchas ideas. Si nos proponemos el juego de preguntar a las personas más allegadas qué entienden por este concepto, nos podremos llevar grandes sorpresas; por ejemplo, haciendo un ejercicio de síntesis, para mis amigas y colegas de trabajo, el patriarcado es sinónimo de una “sociedad donde se privilegia el género (masculino), la orientación sexo-afectiva (heterosexual), el color de la piel (blanco), la clase social (con capital) y el origen étnico (occidentales); una sociedadestática, reticente a los cambiossocialesy donde no podemos decidir por nosotras mismas”.[1]

Si bien para mí fue una grata sorpresa reconocerme en esa definición, como en mucha otras que circulan en los diversos textos académicos y no académicos, existe un componente digno de tomarse en cuenta y de problematizar cuando hablamos de este sistema:al jerarquizar los cuerpos, que en términos prácticos significa jerarquizar las experiencias de vida, el patriarcado busca generar un tipo de humanidad.

En marzo de 2015, Jutidh Butler[2] visitó la Ciudad de México donde impartió un ciclo de conferencias, entre ellas, Vulnerabilidad y resistencia revisitadas. En dicho encuentro, Butler colocó la precariedad como el elemento para entender “cómo las vidas son sistemáticamente devastadas por políticas económicas, pero también a través de medios discursivos culturales”[3]. Aunque mi intención no es profundizar en la teoría de esta célebre filósofa, la retomo por que uno de sus argumentos me resulta revelador, por muy lógico que resulte: la precariedad es inducida.

Es importante decirlo para no olvidarlo, una y otra vez: la precariedad es generada por diversos poderes económicos y discursivos que se dan al únisono para negar, a quienes luchan en su vida cotidiana contra la normatividad impuesta,el derecho a una vida vivible; es decir, es resultado de este sistema jerárquicoen el que se traduce el patriarcado. Y esto, ¿a qué nos lleva en términos terrenales?

Revisando mi trayectoria de vida, y haciendo el ejercicio de reconocer los aspectos donde me he sentido devastada, donde me he vivido insatisfecha, limitada, y que hicieron que mi vida fuera “poco vivible”, puedo alcanzar a ver los trazos de ese sistemaque he heredado sin consentimiento alguno y que se expande en la cotidianidad como el enemigo silencioso. Aunque yo no perdí la vida en estas experiencias, como sí muchas compañeras y compañeros que se han atrevido a salirse de la norma[4], abiertamente puedo decir que fueron procesos dolorosos y que impactarontanto en el ejercicio de mi sexualidad, como en el ejercicio de mi profesión. En todas ellas hubo un otro/una otra presente.

En pocas palabras, si continuamos con el ejercicio de preguntar a las personas más allegadas en qué aspectos de su vida la precariedad ha estado presente, seguramente podremos reconocer el tamiz regulador del género que busca talarla pluralidad desde la raíz y encajonar las experiencias de vida hacia un solo rumbo. Quien se “desvíe” no sólo será sancionado, sino que buscará imponerle como castigo la escasez, no sólo en términos económicos, sino también en términos sociales, en términos humanos.

Afortunadamente, todo sistema tiene una falla y el patriarcado no es la excepción. Así, una vez que reconocemosen qué medida la precariedad se produce para que este sistema continúe ganando, es el momento cuando nuestras experiencias de vida cobran un sentido estratégico y político, donde podemos generar estrategias para contrarrestarla y vivificar el sentido de la dignidad humana en nuestro paso por este mundo.

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[1] Gracias a Cecila Toledo, Regina Ganem y Eduardo Alcalá quienes se sumaron a esta reflexión-juego en horas laborales. Me permito parafrasear lo que compartieron y, si existe alguna reclamación, ¡a dialogar!

[2]La filósofa Jutidh Butler es autora del célebre libro El género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad (1990), piedra angular para la teoría feminista y queer.

[3]Cfr. Mesas de Diálogo, en http://mesasdedialogo.org/seccion/videos/

[4]México es el segundo país de América Latina en crímenes de odio contra la población LGTTIQ.

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