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La prisión invisible del acoso callejero


Empieza el verano aquí en Europa y empezamos todas a sacar nuestros vestidos, faldas o shorts, nuestras blusas de tiritas, blusas sin mangas, en fin ropa un poco más fresca, más ligera, la ropa ideal para las altas temperaturas veraniegas.

Por lo general yo me la paso en jeans y pantalón, rara vez me pongo falda o vestido, y siempre dije que era porque no es mi estilo.

Hace unos días, decidí ponerme el único par de shorts que tengo, todo iba muy bien hasta que un tipo se me acerca y me dice: ¡Que sexy te vez!

Nada más desagradable que recibir un pseudo piropo de un desconocido en la calle, personalmente me asquea, y aunque no soy de las que me quedo callada, a veces lo mejor es ser precavidas y seguir uno su camino.

Entones entendí porque desde hace años evito de ponerme faldas, vestidos o shorts, y es sencillamente porque me siento vulnerable.

Inconscientemente trato de evitar este tipo de situaciones, tratando de no llamar la atención hacia mi cuerpo, de revelar lo menos posible, porque tengo miedo.

Lo primero que hice al volver a casa fue mirarme en el espejo, quería verificar que había hecho mal, quizás mis shorts son demasiado cortos, o mi playera muy reveladora, quizás debería de haberme puesto tenis y no sandalias….

Nos hemos vueltas prisioneras del machismo, de la falta de educación, de la ignorancia de muchos hombres e incluso de muchas mujeres. Somos prisioneras del miedo.

El miedo ha hecho que durante años trate de pasar “desapercibida” cuando voy sola por la calle, de verme lo menos “sexy” posible, me he auto impuesto un uniforme de pantalones y playeras que revelen lo menos posible. Y me di cuenta que mis faldas o vestidos eran casi todos el mismo largo, debajo de la rodilla o apenas unos milímetros encima, y sobre todo que no se ajustaran mucho al cuerpo.

¿La solución? La educación claro está, debemos educar nuestros niños y a nuestros jóvenes a saber que el atuendo que lleve una mujer, por muy revelador que este sea, no les da derecho a nada. Pero mientras este largo proceso educativo se lleva a cabo, recurrir a las sanciones y multas como muchos países los están haciendo. En el mundo hay varios países que penalizan el acoso sexual callejero entre ellos están: Estados Unidos, México, Egipto, Argentina, Perú, Chile, Bélgica etc.

Estoy segura que mi experiencia no es de las más traumatizantes, tristemente estoy segura que muchas habrán tenido experiencias similares sino es que peores, y les mentiría si les digo que a pesar de haber reflexionado sobre todo esto tengo menos miedo.

Lo que sí sé es que trataré de no sentirme culpable por cómo me visto, porque quizás es tiempo de dejar de sentirnos culpables y responsables por los actos de los demás.

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