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Hay algunos que nacen con estrella


Y yo nací estrelladísima”, decía Frida Kahlo, en cuyo camino, el infortunio estuvo presente desde muy temprano.

En 1913 contrajo poliomielitis, la primera de una serie de sucesivas enfermedades, lesiones diversas, accidentes y operaciones. Esta primera enfermedad la obligó a permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: la pierna derecha atrofiada. Como parte de su rehabilitación su madre le animaba a practicar deportes que para aquel entonces eran reservados solo a varones. Frida se forjó el carácter en medio de balones de fútbol y guantes de box.

Diez años después que la poliomielitis intentara incapacitarla, Frida sufre un horrendo accidente de tránsito. El bus en que ella viajaba fue arrollado por un tranvía, quedando aplastado contra un muro y completamente destruido. Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres en la pelvis. Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. Al respecto, Frida comentaba que habría sido esta la forma brutal en la que había perdido su virginidad “sin lágrimas y sin dolor”.

Postrada en cama, Frida empezó su arte con una dinámica que continuaría el resto de su existencia: reflejar con su pintura los acontecimientos de su vida y los sentimientos que los mismos le producían. Las más de treinta cirugías a las que se sometió solo agravaron su calvario.

Después del accidente gravísimo que casi le cuesta la vida, Frida permanece inmóvil en su cama, dos meses en el hospital y nueve meses más en su casa. Su madre, decide construirle un atril especial adosado a la cama para que pueda pintar acostada. Y en el techo le instala un espejo. “Frida convive día a día con el reflejo de su propia imagen en omnipresente espejo. Dice:” Frida, mira”. “Frida, mírate pues”. Imposible escapar – “ ¡El espejo! ¡Verdugo de mis días!" .Su padre en ese período le trae sus primeros tubos de pintura. Comienza su trabajo frente al espejo, comienza a descubrir el color que se le hace indispensable. Objeto de sí misma, objeto de estudio, desdoblamiento de sí, observación de su cara todo el tiempo, de sus estados de ánimo, el autorretrato se instala con toda la fuerza de su necesidad. Maestría del retrato y del autorretrato de alguien qué exigía del cuadro la devolución de la mirada. No sólo era necesario mirar el cuadro, sino que el cuadro debía devolver la mirada al espectado” (LACAN, Jacques “Seminario 11”)

Cuando en 1932, pierde a su madre y sufre su segundo aborto. El muralista Diego Rivera, con quien se había casado tres años antes, la alienta a crear una serie de cuadros, como una especie de terapia para aliviar su pesar. Esta actividad artística la llevó a la creación de algunas de sus más famosas obras y dio lugar a la representación recurrente de dolor en su arte.

En su obra ‘La Cama Volando’ ilustra su aborto. Una Frida abandonada en una cama de hospital, rodeada de un feto, una orquídea, el torso de una mujer, una pelvis fracturada y una autoclave. El cuerpo desnudo de Frida representa a su vez vulnerabilidad y agonía.

Estas ventanas abiertas a la tristeza no son poco comunes en la obra de Kahlo. Su dolor físico, su columna y pelvis quebradas, están representadas en “El árbol de esperanza” y “La columna rota”. Ella como centro del cuadro, con su cuerpo sumergido en el dolor, con clavos que la penetran y causan agonía. La metáfora es evidente, su dolor no solo es físico, el espíritu de Frida agoniza, con una agitación emocional enfrentada a lo largo de su matrimonio –Ella mismo afirmó que en su vida, sufrió dos accidentes, uno era el bus, el otro era Diego, éste último lo consideraba el más grave -.

Las lágrimas en su rostro también son imagen recurrente en su obra. Se sabe además que Frida dibujaba lágrimas en sus propias fotografías, exteriorizando una vez más el dolor que sentía tan profundamente.

Es la intimidad de sus pinturas, la forma en que sus ojos reflejan dolor, que los hace bellos. Es la sinceridad de Frida, su honestidad frente a su propia representación, que nos atrae tanto a su obra “soy mi propia musa. Soy el tema que conozco mejor”. La pintura de Frida relata la historia de un cuerpo que se exhibe, transmitiendo angustia y a la vez excitación. Algunas de sus obras encierran un erotismo ligado a ciertas manifestaciones de crueldad y violencia.

Frida nos habla a través de sus cuadros, comunica con fuerza y lucidez del mal del que es objeto. Por las huellas autobiográficas que translucen en su pintura nos presenta un mundo de dolor y angustia en donde trata el tormento físico y la lucha incesante que debe librar para romper su soledad inválida usando como medio su propio cuerpo.

Frida es Frida

Con el correr de los años, Frida se convirtió en un ícono del feminismo, por el modo en que idolatraba el estoicismo de la mujer tehuana, retratado sus experiencias femeninas y su visión subversiva de los roles de género. Se convirtió también en un ícono del movimiento LGBT por su abierta sexualidad y travestismo, una especie de ídolo religioso viéndola como Santa Frida, y hasta un ícono de la moda, portada de Vogue. Frida está en todos lados, en películas, posters, vasos, tazas, muñecas. En realidad, es irónico cómo la iconografía de Frida se haya convertido en un producto del mercantilismo que ella tanto odió.

Por otro lado, existe un grupo que no puede considerarla feminista debido a su relación tormentosa con Diego Rivera. ¿Es nuestra Frida Kahlo una feminista? Mejor dejamos que ella responda, a su manera, en algún momento…si pudiera. Lo cierto es que Frida Kahlo entró a un mundo que era dominado por hombres, Frida es la combinación de santa y mujer fatal, y transformó en objeto de deseo su forma de feminidad considerada tan anti-femenina por otros, con sus propios atributos – sus cejas, su bigote -. Frida nos abrió su corazón y su mente, nos mostró la verdad biológica de sus sentimientos. Si es o no es feminista, cada quien tendrá su respuesta, en todo caso creo que Frida merece el aplauso de los movimientos feministas. Quizás nos respondería, como lo hacía con sus alumnos de bellas artes “Pero yo soy yo y tú eres tú. Es una opinión y puedo estar equivocada. Si te sirve, adelante, si no, déjalo.”

Frida no le tuvo miedo a sus limitaciones físicas, de género y de clase social, hizo suyas las premisas del comunismo, del materialismo dialéctico y las volvió paisaje en una deriva de dolores y penurias donde Frida participa en forma activa, no se sentó a llorar sus penurias, las sufrió, con valentía y como una rebelde.

Frida era y es - tan presente ella, imposible casi de mencionarla en pasado - una inconformista que, a pesar de su dolor y su destino, vivió su vida en plenitud, gritando Viva la vida! Frida se hizo a sí misma el epítome del sufrimiento. Hay verdad en lo directo de su estilo artístico y la belleza está en el modo en el que se puede visualizar y abrazar el lado íntimo y doloroso, y a menudo brutal de sí misma, que tantas dificultades tenemos en aceptar, para nosotros mismos.


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