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Los medios que no amaban a las mujeres

Estamos viviendo una coyuntura importante en lo que respecta a los derechos de la mujer en el Perú, las mujeres nos hemos organizado y estamos listas para salir a las calle a exigir que pare la violencia contra nosotras. El mensaje es claro y contundente, y no nos vamos a conformar con soluciones que maquillen la espantosa realidad, queremos cambios integrales que nos permitan total acceso a la educación, a la justicia y a la salud. Necesitamos que el Estado garantice el ejercicio de nuestra libertad, sin intromisión de ninguna iglesia, ni de ningún hombre. Algo que hasta ahora no se está dando, y que requiere el compromiso de todos los actores de esta sociedad.

En este sentido, se requiere de manera urgente la participación de los medios, y parece que eso mismo está pasando. Parece, nomás, porque a muchos de ellos les conviene ser parte de este movimiento porque esto suma de manera positiva en la reputación de cualquier empresa, ¿pero están aportando más allá de decir “Ni una menos”?

Queremos medios comprometidos no convenidos

La subordinación del género femenino no se construye solo con violencia física, de hecho, la violencia física es solo la más evidente, la irrefutable -al menos debería serlo- y aún así, con los último casos suscitados (el de Cindy Arlette y el de Lady Guillen), vemos que ni siquiera a eso hemos llegado. Existe un paso previo a la violencia física del que todos deberíamos sentirnos responsables: la violencia moral.

Ese tipo de violencia que encuentra justificación en tradiciones familiares y se refuerza por creencias religiosas, es la que está normalizada, y por ser tan sútil es la más efectiva. Esto se debe a que la hemos interiorizado de tal manera, que no lo vemos mal, y asumimos nuestro rol de víctimas sin quejarnos.

La violencia moral se manifiesta en lo que llamamos micromachismos, que son todas esas expresiones cotidianas que denotan la supremacía de lo masculino por sobre lo femenino. Esos micromachismos son los que tenemos que encargarnos de evidenciar para evitar seguir contaminando las mentes de las futuras generaciones. Sin embargo muchas veces, la publicidad y los medios de comunicación refuerzan este comportamiento, excusándose en lo populares que son, sin asumir con responsabilidad su importante influencia en nuestra sociedad. Es así como, nos encontramos día a día con comentarios, columnas, portadas, notas, programas, entrevistas, entre otras, que ayudan a agudizar esta problemática.

Estas son solo algunos ejemplos de lo que los peruanos consumimos día a día: misoginia pura.

La noche NO es solo tuya

En una vergüenza que este programa siga al aire, para que Latina pueda salir a decir Ni una menos, primero debería cancelar este versión televisada de Macho peruano que se respeta. Ojo, el horario no es justificación. La misoginia es misoginia a cualquier hora.

(Ver desde el minuto 38:12 al 36:00): “Yo te cobraba pasaje completo por cada nalga”

El doctor misógino

“Las niñas se entrenan para llorar para así impactar en papá o impactar en mamá” (Ver desde el minuto 1:46:07 hasta 1:47:30)

El machista ilustrado Ft. el doctor misogino

(Si eres capaz de controlar la ira, ver todo): “¿Cómo hacer feliz a un hombre?, cocina para él, ten intimidad con él, déjalo en paz, no le revises su teléfono, que no te importe mucho sus movimientos”

Las caretas de los agresores

Creo, de manera personal, en el cambio de una persona. Creo que somos capaces de renunciar a la violencia, pero no es una tarea fácil. En primer lugar hay que dejar de culpar a factores externos, y hacerte responsable de tu problema. Y este no es el caso de Adriano Pozo. Adriano Pozo dice que ha cometido un error (no es error, es delito), pero que que Cindy Arlette también ejerció violencia hacia él al confundir su nombre. No existe ningún tipo de justificación para la violencia, si ejerces violencia hacia una mujer la única razón por la que lo haces es porque no eres capaz de controlarte, y eso te hace un peligro para la población femenina, en este caso. Eso no se deja en claro en esta entrevista, Caretas trata este tema de manera complaciente con el agresor enfatizando sus problemas psicológicos como buscando justificar su agresión. Esto es precisamente lo que NO debería hacer el periodismo, el periodismo debería evidenciar el problema y denunciarlo de manera contundente.

Bonus Track

Podría continuar hablando de mensajes sexistas de la publicidad y los medios de comunicación en el país, pero quisiera terminar con un cambio que sí aporta y que debería marcar un precedente: El pronunciamiento del diario Perú 21 en donde anuncia el cierre de la sección Chica 21 para darle la bienvenida a Mujer 21. Un espacio que compartirá historias de mujeres exitosas. Esto es revolucionario porque pone un alto en la cosificación de la mujer (la percepción de la mujer como un objeto sexual), y es un primer paso en la lucha contra los estereotipos que tanto daño hacen.

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