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Rojo, el color es rojo


Lo recuerdo bien, estaba en sexto grado, un lazo rojo recogía mi cabello enlacado, y vestía mi falda blanca favorita. Era tan jóven que cuando vi por primera vez mi sangre, creí que se trataba de una especie de disentería. Cuando pregunté a ama (mamá), fue a un baúl y puso un trozo de tela arrugado en mis manos diciendo “Nani ta nachune bhais” [estás mestruando]. Aparentemente, no era algo bueno.

Es así cuando la palabra mestruación encabezó una lista de restricciones "No toques la cocina ni trabajes en el campo. Ni se te ocurra acertarte a tu padre y por favor, te comportas somo una señorita. Ya estás grande, ahora".

Me encerraron dentro de una habitación oscura durante doce largos días. Lo que más me dolió es que durante todo ese tiempo estaba prohibida de comunicarme con mi padre o cualquier varón de mi familia. Y a pesar de todo el dolor físico, no estaba permitida de salir de esa habitación. Pregunté muchas veces ¿por qué estaba castigada? fue en vano. La sensación de cambios en mi cuerpo, la sangre que era mi castigo. La misma sangre roja, que me representa como mujer.

Llena de rabia, hubiera entrado dentro de la cocina y tocado todo lo que mi ama me prohibió. Mi primera mestruación duró cuatro días. La segunda vez que mestrué, lo guardé en secreto. Era una día normal para mi. Me levanté, fui a la cocina y hice lo que me dió la gana. Pero cuando llegó la noche, ya no pude esconderlo más. Cuando todos supieron que estaba mestruando y tocando todo lo que estaba prohibido, se armó una gran discusión y el tema sigue siendo debate aún hoy en día, que tengo 28 años.

Hace unos meses conversaba con una amiga muy cercana. Conversamos en cómo podríamos terminar los estereotipos de la mestruación y cuán dificil es hablar del tema una vez que te casas. He desobedecido toda la cultura contra la mestruación desde mi niñez porque mi cuerpo es mi derecho y ninguna cultura, ley o país lo cambiará. La verdad, es que nada cambió pero al menos, hablo sobre el tema. Cada mujer y niña debe tener el derecho sobre su propio cuerpo. ¿Por qué considerar esa "sangre roja" como un pecado y percibirlo como un castigo? Es importante que cada mujer lo tome con orgullo y que no mine nuestra confianza. Es el momento de quebrar barreras desde la raíz. La mestruación es algo común, normal, aceptémoslo. Sé que es dificil de conversarlo en una cultura tan ligada a la religión pero esta conversación debe empezar ahora. No callemos más.

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