top of page

La otra ternura en las paternidades


Una de las primeras cosas que experimentamos en el ejercicio de la paternidad, es que tiende a ser un proceso del cual los varones no hablamos, lo guardamos o negamos cualquier expresión de afecto, miedo o preocupación. Lo que hace de la vivencia de la paternidad una experiencia vivida en soledad.

Durante los nueve meses de embarazo de mi compañera, nunca escuché una palabra de ningún hombre sobre su experiencia, sobre sus miedos, alegrías; mientras que las compañeras me hablaban de múltiples aspectos referentes a la maternidad o a su ejercicio.

En casi todos los espacios (laboral, familiar, social, clases de psicoprofilaxis, etc.) el discurso siempre el mismo: tú tienes que ser fuerte para ella y por el bebé. Lo simbólico del lenguaje es que para muchos hombres el ser fuerte implica justamente perpetuar un aspecto de la masculinidad: la imposibilidad de expresar emociones.

Primera nota aclaratoria para varones: si llegaste hasta acá y dijiste: ya ven, pobre de nosotros, nadie nos entiende, es que aún no entendiste nada. Deja de hacerte la víctima y sigue con la lectura.

A menudo cuando hablamos de paternidades igualitarias, aparece un listado de características que serán necesarias para lograr ser un padre igualitario: cuidado, afecto, ternura, corresponsabilidad y respeto. También acompañadas con los términos paternidades no violentas, no homofóbicas ni misóginas. Pero casi nunca hablamos de paternidades en colectividad, paternidades que se acompañan, paternidades que se organizan. La forma como nos hemos construido como varones nos ha quitado toda posibilidad de vincularnos emocionalmente, de juntarnos y acompañarnos, de hablar de afecto, pero sobre todo de demostrarlo y dejar que el cuerpo se sienta bien con eso.

Segunda nota aclaratoria para varones: no te organices en agrupaciones que hablen del “amor de papá” y que busquen la custodia compartida. Esos grupos de hombres tienen prácticas violentas y de odio con sus ex parejas.

Cuando comparto una fotografía de un papá involucrado en la crianza a menudo es un padre con su bebé, pero no encuentro fotografías de hombres cuidando (se) en colectividad. ¿Se imaginan a un papá de 50 años acompañando a un papá primerizo de 30 años, enseñándole todo lo que se necesita saber sobre las paternidades igualitarias, acompañándolo en el proceso, un proceso que implica necesariamente el poder expresar emociones y demostrar afecto?.

Tercera nota aclaratoria para varones: esto de acompañarse, las mujeres lo han realizado durante años, se llama trabajo no remunerado, es muy importante que lo reconozcas como tal.

Apuntar a espacios de varones donde compartamos experiencias de cuidado es el camino, espacios donde también podamos construir otros vínculos entre nosotros y expresarlos libremente. Politizar el cuidado de los varones en la esfera privada y llevarlo también a la esfera pública, pero hacerlo desde las emociones y el afecto entre nosotros. No basta con el ejercicio de una paternidad igualitaria basada en el cuidado y el afecto para con nuestros hijos e hijas, si en nuestro día a día no lo somos con otros compañeros.

Hasta que esto suceda, cómo le enseñaré a mi hijo a ser afectivo con él y no con otros varones, qué le diré cuando me pregunte por qué los varones no somos tan afectivos, por qué le doy un beso a él y no otros compañeros que van llegando a casa. Porque justamente eso que le parecerá extraño que otros no hagan, será lo primero que me pida que deje de hacer con él.

¿No es acaso la ternura y el afecto, mas propiamente dicho, el poder demostrarlo, lo que más nos cuesta a los hombres, compañero? Siempre regreso al activista, artista y poeta chileno, Pedro Lemevel cuando nos dice: ¿Tiene miedo que se homosexualice la vida? / Y no hablo de meterlo y sacarlo / Y sacarlo y meterlo solamente/ Hablo de ternura compañero.

Sí, hablo de ternura compañero.

bottom of page