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Misoginia, violencia and rock and roll


Ariell, Charlie y Felicitas impulsan la campaña "Ya no nos callamos más" contra los abusos en el rock. Foto. El País. Internacional.

Uno de los discursos más circulados en las redes sociales a finales del año pasado fue el mencionado por Madonna al recibir el premio a la Mujer del Año 2016 en la gala de los premios Billboard, en el que expuso el sexismo, la misoginia y la violencia que vivió y sigue viviendo, dentro y fuera de la industria musical.

Durante su discurso, Madonna compartió con su audiencia que los hechos inesperados -como lo son todos los actos de violencia- no sólo nos recuerdan lo vulnerable que somos; a las mujeres también les dejan claro que su seguridad la recobran cuando creen en sí mismas, aunque para ello requieren transitar un camino sinuoso y encarar a viva voz y con todo el cuerpo “las reglas del juego”, pues así lo dicta el canon del sistema patriarcal, el cual se abalanza contra todo cuerpo de mujer, sin importar si eres o no, la reina del pop. Es decir, un sistema con mensajes velados y contradictorios que encontramos en todos los géneros musicales (como cuando buscábamos los mensajes subliminales en las canciones) donde a las mujeres se les dice que “tienen permitido ser un objeto para los hombres”, sin que esto sea anormal, mucho menos violento. Un sistema que le permite a los hombres de la industria musical producir estos mensajes y llevarlos a la práctica. Ejemplos hay muchos y el rock and roll no es la excepción. En México, uno de los casos difundidos en las redes sociales en 2016 fue el de Sabú Avilés, guitarrista del grupo Los Infierno, quien golpeó brutalmente a su esposa “por puta” y salió libre al pagar una fianza de 70 mil pesos mexicanos[1]. En Argentina, Cristian Aldana, vocal de la banda El Otro Yo, violentó sexual, psicológica y emocionalmente por lo menos a diez mujeres, quienes lo denunciaron el año pasado por abuso sexual, corrupción de menores y transmisión de enfermedades[2], gracias a las cuales se encuentra actualmente preso. Tanto en la libertad como en la cárcel, sus actos fueron avalados, cobijados y protegidos por las reglas de la misoginia -disfrazada de arte, de libertad- que les permitió sobrepasar el límite de la dignidad humana bajo el lema de “sexo, drogas y rock and roll”.

Afortunadamente para nosotras, cuando compartimos los hechos inesperados de violencia podemos reconocer que el patrón del sistema patriarcal es ciego, por lo que se escapa de nuestras manos, de nuestra propia historia. La campaña contra los abusos del rock, #YaNoNosCallamosMás, impulsada por Ariell, Charlie y Felicitas (tres de las sobrevivientes a Crisitan) a través de un video realizado por Lucía Franco y difundido por Matria[3], nos permite reconocer el valor que hay en nosotras mismas, lejos de la culpa y del auto-maltrato. Es un campaña que nos recuerda el poder que tenemos las mujeres al acompañarnos, cuando buscamos alianzas para colaborar y aprender de nuestro propio valor, como diría Madonna hace un par de meses.

[1] 3,122 euros aproximadamente

[2] Cfr. Matria, medio colaborativo para la igualdad de géneros

[3] Cfr. https://www.facebook.com/quevivalamatria/?fref=ts

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