top of page

Niño o Niña


Este 8 de marzo, celebramos nuevamente el día internacional de los derechos de las mujeres, el día en que “celebramos” los pequeños y grandes logros y derechos que hemos adquiridos después de años, de siglos de lucha, y al mismo tiempo exigimos que se nos respete como ser humanos y luchamos por la igualdad de género.

Sin embargo aún queda mucho camino por recorrer, y mucho trabajo que hacer, y aunque mucho de esa labor se hace a grande escala, a niveles políticos, protestas todos podemos podemos empezar el cambio desde nuestras propias casas. Después de todo, son los pequeños detalles que logran una gran diferencia.

Desde antes de nacer ya nos están juzgando basados en el hecho de si seremos niño o niña. No hemos dado nuestra primera respiración en este mundo que ya nos pegan las etiquetas de los estereotipos de género en la frente:

Los niños son más fáciles

Las niñas hay que andarlas cuidando siempre, y más cuando son adolescentes.

¡Las niñas siempre tienen conflictos con sus madres, que pesado!

Con un niño su padre puede jugar y compartir de todo, con una niña será su princesa.

Las niñas lloran mucho.

Para cambiar las mentalidades, tenemos que empezar por cambiar la nuestra, debemos erradicar este tipo de comportamiento desde el principio, pues no deberíamos de encasillar a alguien basado en su sexo.

¿Por qué desde el momento en que saben que seremos niñas, nuestros padres ya no podrán jugar con nosotras, serán ellos que no quieren jugar a la pelota con sus niñas o será que es la sociedad que les impone no hacerlo?

Pero este tipo de comportamiento no solo es problemático para las niñas, lo es igual para los niños, desde pequeños se les exigirá que no lloren, porque los “machitos” no lloran. Tendrán que ser rudos, bruscos y no hacer berrinches de nena.

A las nenas les tendrán que gustar las princesas, las muñecas y jugar a la cocinita, mientras que un niño tendrá que jugar a las peleítas, le gustaran los héroes de acción y siempre será el jefe.

Desde antes de nacer nos están preparando para lo que seremos de adultos, nos están programando, para lo que decidiremos hacer más tarde, la carrera que estudiaremos, incluso como deberemos de comportarnos con nuestras parejas.

¿Pero no será tiempo de que le demos importancia a las cosas que realmente hacen la diferencia? Preocuparnos por educar a una buena persona, con valores, enseñarle a ser tolerante, respetuoso, de mente abierta y bien educada.

¿No serán esas características que deberían de definir a una persona, más allá del hecho de que sea hombre o mujer?

Por eso el cambio debe de empezar por nosotros, los padres, dejar de decir que preferimos niño o niña, porque después de todo no importa que prefiramos, será lo que naturaleza haya decido que sea, entonces para que darle más importancia.

Yo me he puesto como regla, parar (de manera amable y siempre abierta a la discusión) a cualquier persona que trate de convencerme de que tener un niño es mejor, por cualquier razón (que ninguna es valida).

Porque estoy firmemente convencida de que el que mi bebe sea niño o niña no determinara la clase de ser humano que quiero que sea. Porque quiero que mi bebé tenga las mismas oportunidades, que decida que quiere estudiar, que sea libre de vivir su vida como más le guste.


bottom of page