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Gay Pride


Les voy a ser honesta, no me acuerdo que mi madre o alguien de mi familia me hablaran alguna vez sobre la homosexualidad. No creo que fuera por ser un tema tabu, quizás nunca se dio la oportunidad.

Lo bonito de ser niño es que uno no le da importancia a las cosas, que no las tienen. Cuántas veces hemos escuchado de historias de niños a los que se les explican que la homosexualidad no es más que dos hombres o dos mujeres que se aman y ellos dicen: “ah que bonito” y vuelven a jugar con sus legos…

Pues creo que el hecho de que nunca me hablaran de este tema hizo que para mí se volviera también algo sin mucha relevancia.

Personalmente el que algo sea sin importancia no significa que es porque lo ignoremos o prefiramos ocultar la verdad, es que simplemente es algo que no le afecta a nadie, de ninguna manera y no hay porque hacer escándalo.

No fue hasta en la universidad que empecé a tener amigos “abiertamente” gay. No me gusta decir que tengo amigos gay, porque es como decir que tengo amigos a los que les gustan las/los morenos y otros las/los rubios, ¿Quién presenta así a sus amigos?!!!

Pero para fines prácticos en este artículo me permitiré decirlo, tenía y sigo teniendo muchos amigos homosexuales. ¿Y qué creen? Pues que no pasa absolutamente nada, ellos viven sus vidas, yo la mía, a todos nos toca trabajar, nos juntamos a tomar cafés y a cenar cuando nos vemos y el mundo sigue girando.

¡Increíble no! El mundo no se ha acabado, a pesar de lo que muchos predican la homosexualidad no es señal del fin del mundo. Si esto fuera cierto, déjenme contarles que hace ratos que esta cosa se hubiera acabado..

Las cosas han cambiado, pero no muy poco y demasiado lento, y este cambio de mentalidad se ha dado solo en ciertos países. Al resto del mundo le falta tanto camino por recorrer, tanto por salir de esa mentalidad medieval que les cuelga algunos por el tobillo como una cadena y la van arrastrando mientras van gritando sobre los valores familiares y al mismo tiempo engañan a la pareja o maltratan a sus hijos y otras cosas cada una peor que la otra.

Y por eso mismo es que así como hay cosas que se pueden entender fácilmente como el Amor, hay otras que ni con dibujitos voy a entender jamás: la homofobia.

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