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Las mujeres en la pesca artesanal


Este ensayo se desprende de una investigación etnográfica realizada en la Caleta de Chorrillos Lima-Perú. Trata de entender el trabajo de las mujeres en la pesca artesanal que contempla ciertos estereotipos que los señalan como una actividad exclusivamente masculina. Nos referimos a la actividad propia de embarque en chalanas y pesca de altura. Por su naturaleza de riesgo lleva a pensar que los varones son los únicos que podrían afrontar los peligros del mar, no obstante, encontramos que algunas mujeres si tienen un real acercamiento al mar y ejercen la actividad pesquera. Entrevistamos a una pescadora artesanal quien nos manifestó desde su experiencia la forma como se construye las actividades femeninas en un espacio masculinizado. En la Caleta de Chorrilllos encontramos a doña Pascuala Cuya de 84 años, una mujer que se ha dedicado a trabajar como pescadora artesanal desde los quince años. Es una de las pocas mujeres en la caleta que se dedicó a la pesca de forma activa y continua hasta los 70 años, logrando legitimar su actividad obteniendo una inscripción y carnet de pescadora en el sindicato de pescadores de Chorrillos:

«Yo trabajo en la pesca desde los quince años, yo he chivateado bastante acá, un hombre mismo era yo, porque antes se pescaba diferente te parabas en la esquina del bote y veías la mancha de pescado, entonces tirabas la red y después tenías que estar volteando para que se enrollara. Mi red era de hilo, recogías lindos peces, ahora usan de nylon pero antes era de hilo (…) mi abuelo, mi papá, mi mamá mis hijos siempre hemos sido pescadores toda mi familia (…) yo soy la única dentro de mis hermanas que ha entrado al mar. Ellas trabajan en el mercado con pescados, yo nada más he sido la macha, porque me gusta el mar, especialmente cuando está mansito, ese color azul, el agua sube y baja es bonita. Hay redes también para amallar» (Pascuala Cuya, 84 años Chorrillos 2015)

Es decir, en diferentes culturas la naturaleza anatómica entre hombres y mujeres en un factor limitante a la actividad pesquera, donde la tipificación del género atribuye a los varones unos roles que tienen alguna conexión entre ellos y marginaliza la situación de las mujeres.

Esta manera de clasificar el trabajo de las pescadoras en función a las diferencias anatómicas con sus pares no tiene una correspondencia concreta ya que no se considera elementos fundamentales como el tiempo de trabajo que efectúan las mujeres. Lo que se realiza es una clasificación simplista en base a las diferencias biológicas en función a cuánto puede producir una mujer en el laboreo pesquero.

La comunidad pesquera también reproduce desigualdades estructurales, la autonomía que obtienen las mujeres al ejercer el trabajo como pescadoras así como doña Pascuala es limitada, porque existe jerarquización social, técnica y económica. Esto se percibe en la forma de distribución del recurso pesquero. En el caso de Doña Pascuala ella era dueña de tres embarcaciones “chalanas” y el trabajo se ejercía a nivel familiar por lo tanto la distribución de la captura era equitativa ya que están estrechamente vinculados, sin embargo dentro de la comunidad pesquera, del sindicato aparece invisibilizada. Las otras mujeres que trabajan para terceros en el proceso de: producción, transformación del recurso marino y el comercio, el sueldo o ganancia es fluctuante varía de acuerdo a la capacidad de captura y la recurrencia de salidas al mar. Ante esto tienen que generar mecanismos de supervivencia en un mercado totalmente desigual entre hombres y mujeres.

El otro elemento es la cosmovisión entorno a la actividad pesquera, en el imaginario de los pescadores La Mar es una entidad femenina que prodiga de recursos y se requiere de procesos rituales para mantener el equilibrio natural y cultural. En el universo pan andino los dioses y diosas que habitan la zona pelágica han sido transformados por los procesos históricos adquiriendo nuevas identidades masculinizadas, algunas desapareciendo por la imposición de nuevas identidades religiosas. Con el descubrimiento de América llega también un nuevo corpus santoral, las advocaciones cristianas reemplazan algunas deidades locales, pero también algunas se reproducen sutilmente dentro de las imágenes cristianas, a través de código, que recuerdan a los dioses originarios.

En conclusión, las pescadoras perciben que el trabajo en el mar produce un impacto diferente en los pescadores, debido a la intromisión de la religión cristiana sobre la cosmovisión panandina y las brechas socio-económicas que relacionan el trabajo femenino como inferior o de menor valor económico. Aunque existen cambios profundos en las relaciones género, en espacios como la actividad pesquera no ha tenido el impacto necesario para posicionarlas en igualdad de oportunidades laborarles y desarrollar una autonomía económica.

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