top of page

Me divorcié o Nos Divorciamos


Según las cifras del INEGI para el 2015 hay 22 divorcios por cada 100 matrimonios. En las redes sociales está circulando información sobre los estados con mayor índice de separación en el país y cómo es que la sociedad actual prefiere vivir en unión libre y no casarse, la celebración de la boda se ha llegado a ver como un gasto innecesario. Yo me pregunto a qué se debe todo esto. Cuál es la motivación, de dónde proviene este cambio y porqué sólo en unas zonas del país.

Yo les hablaré desde mi experiencia, la unión de un hombre y una mujer, en matrimonio, hace tres años era una mujer casada ahora ya no, lo que nos llevó planear en un año, en un mes quedo disuelto. Una discusión, no se necesita más, unas palabras precisas en el momento indicado. Y una sociedad queda disuelta. El divorcio es un proceso.

La palabra divorcio en México, y me atrevo a decir en el mundo, es muy pesada. La carga social es la que más nos inmoviliza; en una situación así, uno pone de lado el amor, los compromisos adquiridos, hasta el cuerpo, los valores se someten a escrutinio. Empieza la batalla entre nuestra individualidad y la sociedad, nuestras tradiciones, el contexto en el que nos desenvolvemos. Todo empieza a cuestionarse, a tener un valor y un peso. Surgen las preguntas, las discusiones y lo más interesante de todo el proceso: los juicios. Esos ideales que argumentan lo que está bien y mal, lo que es correcto e incorrecto, el deber ser, esa balanza que nos rige como sociedad y nos distingue como comunidad.

Dos posturas surgieron en mi proceso, a grandes rasgos, como cuestionamiento y como declaración, la primera: quién fue el culpable, fue una de las preguntas; y la segunda: son adultos saben lo que hacen, fue una de las afirmaciones. Dos personas ya no están unidas y todos a su alrededor son escuchas en gran o pequeña medida de esa decisión. Qué papeleo es el necesario; se habla mucho del matrimonio y la vida en pareja, de cómo se debe ser y qué se debe hacer; pero cuando una pareja se está divorciando ¿qué pasa?, ¿cómo se debe actuar? se ha escrito poco, no hay un deber ser explícito, en muchas ocasiones se tiene que recurrir a expertos: abogados, notarios, psicólogos y burócratas, todos ellos para que nos ayuden, orienten y cuestionen durante este proceso. Será porque las promesas previas se han roto, será que hubo traiciones, será que las mentiras nos siguen, así como los presupuestos. Con un acta se resuelve, así como se inició firmando, firmando se acaba.

¿Dónde quedan esas dos personas que un día le dijeron que sí a una propuesta? Ahora son una individualidad con experiencia. ¿Quién fue el que tomó la decisión, de dónde surgió la iniciativa, en verdad es que hay un responsable, ambos lo son, porqué se llegó a eso, cuáles fueron las razones? Ambos somos responsables, yo me divorcié, más allá del porqué, surge la pregunta para qué: para ser una persona independiente, para construir mi integridad, fortalecer mi persona, conocer mi carácter y sobre todo, para ser feliz. Vivir en esa llamada plenitud en la que no sólo se puede soñar con construir una realidad en la que sea participe y valiosa sino experimentarla.

Nos divorciamos por que no funcionó, es verdad, no luchamos, no tomamos las decisiones correctas para estar unidos, para caminar juntos. Este proceso es un duelo, con etapas y cada una se vive diferente, con diferente tiempo e intensidad. Estas etapas son: Negación, Ira, Negociación, Depresión, Aceptación. Cinco espacios que se viven en diferente orden y a diferente escala. No queda más que afrontar, ser parte de ese 15% de la población en México, no se escucha tan mal, cuando sabes que estas entre esos valientes que afrontaron una situación difícil, compleja, pero humana al fin.

bottom of page