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Burkini y hijab, dos cara de la misma moneda


El verano ya está aquí, y la polémica en relación a la prohibición del burkini en Francia no se ha hecho esperar. El año pasado, la policía francesa obligada a una mujer musulmana a desvestirse en una playa de Niza, aplicando la prohibición del burkini. Este escándalo saltaba a las redes sociales, y los medios de comunicación lo convirtieron en el tema rey del verano francés. El poder simbólico de aquella imagen era indiscutible. Cuatro agentes de la ley, representantes de poder público, cercaban a la mujer, obligándola a desvestirse por la utilización de una prenda de baño que cubría la totalidad de su cuerpo. Las quejas de los veraneantes fueron el detonante.

Familias que no querían que sus hijos naturalizasen aquella imagen por considerarla denigrante para la mujer, no dudaron en gritar toda clase de improperios contra esta madre, al mismo tiempo que alentaban a los policías a expulsarla de la playa. Ya en las redes sociales y demás medios de comunicación, defensores y detractores del uso de esta prenda afilaban sus comentarios, demostrando que estábamos frente a un tema que no deja a nadie indiferente.

Este año la polémica ya está servida nuevamente. Ampliando el territorio de protección contra el burkini de la playa a la piscina, el propietario de un residencial en Marsella reclama los gastos de desinfección de la piscina a una mujer tras tomar un baño con dicha prenda. Además, le fue prohibida la entrada a dicha piscina por orden del vigilante, quién la sacó de la misma cuando intentaba disfrutar de su segundo día de vacaciones. Una vez más, podemos imaginar el poder simbólico en esta escena, donde la humillación hacia una mujer vuelve a estar latente. De esta noticia se hacía eco el Colectivo Francés Contra la Islamofobia (CCIF), quienes han denunciado esta sanción mediante un comunicado(1) de apoyo a la familia afectada. A su vez, medios de comunicación y redes sociales se volvían a convertir en un hervidero de opiniones, donde la polarización volvía a reinar.

Si analizamos el origen de esta problemática, podemos ver como la legalidad o no del burkini tiene sus raíces en los debates que se empezaron a forjar en 2001, con la polémica prohibición del uso del hijab o velo musulmán en los colegios de la República. Como ya ocurrió con el hijab, esta prenda de baño se presenta en el escenario público, erigiéndose como elemento de disidencia frente a la “identidad francesa”, y reavivando el debate sobre el pasado colonial francés y el rol de la religión en la República. Esta situación no es más que el resultado de un nefasto proceso de integración(2) migratorio, donde el hijab (y por ende, el burkini) ha sido construido como una “amenaza mortal” para la “identidad francesa”, tal y como afirma la investigadora Judith Ezekiel(3). Una “identidad nacional” difícilmente definible de manera inequívoca y homogénea, ya que los valores de la República (liberté, égalité, fraternité) así como la laicidad, tienen tantas interpretaciones como actores confluyen en este proceso de integración (personalidades políticas, diferentes corrientes feministas, periodistas, intelectuales…). En esta misma línea, la economista francesa Catherine Samary(4) apunta como “en Francia han existido situaciones de violencia contra la inmigración proveniente de Italia, España, Portugal o Polonia… pero en la segunda o tercera generación, el problema ya no existe porque hablamos de inmigrantes blancos, normalmente católicos y se integran o se asimilan con facilidad. El problema viene con la inmigración visible. Con esos que no tienen el mismo color de piel, ni forman parte de la religión dominante. Así los rumanos, negros, árabes y musulmanes se convierten en las minorías visibles, minorías que no se logran integrar. Esta población nunca será considerada como verdaderamente francesa”.

Como lo hizo hace unos años el hijab, ahora el burkini se presenta como un gran revelador de las diferencias existentes dentro de la sociedad francesa, discrepancias que sobrepasan ampliamente la mera utilización del burkini en espacios públicos. Si la utilización del velo musulmán era intolerable en los colegios públicos, pues hablábamos de menores de edad, el uso del burkini también se presenta como un problema mayor, aunque en este caso estemos frente a mujeres mayores de edad y en plenas capacidades. En este entramado, los medios de comunicación dominantes juegan un papel primordial en la construcción de una imagen estereotipada del Islam. La opresión y violencia sexista que sufren muchas mujeres musulmanas en diversas partes del mundo, sirve como hilo conductor en los diferentes debates periodísticos franceses.

Las mujeres musulmanas son analizadas desde la óptica mediática como un todo, un bloque sin fisuras ni diferencias a nivel mundial, donde la violencia machista de Afganistán o Irán se presenta como un argumento válido y extrapolable a la situación de la población musulmana en Francia. En definitiva, el poder político y mediático se han orquestado para dictaminar sentencia:

la emancipación de las mujeres musulmanas francesas, pasa de manera forzosa por la prohibición del uso del hijab y del burkini. Bajo argumentos de liberación femenina, se maquillan intereses políticos que relegan la preocupación por los derechos de las mujeres a un segundo plano. El cuerpo de la mujer se convierte una vez más en objeto público de análisis y controversia. Somos espectadores de un coloquio en el que todos opinan y aportan la receta mágica para la emancipación de las mujeres musulmanas francesas. Pero como siempre, el poder político y mediático han olvidado invitar al diálogo a sus principales protagonistas: las mujeres musulmanas francesas. Ellas quedan relegadas a la segunda fila, mientras ven como se debate sobre su cuerpo, sus derechos y sus libertades.

1 http://www.islamophobie.net/articles/2017/08/02/le-proprietaire-veut-lui-faire-payer-les-frais-de-

desinfection-de-la-piscine-car-elle-se-baigne-en-burkini/

2 Podríamos lanzarnos en el debate de la utilización del término “integración” frente a “asimilación”, pero

lamentablemente el tema es tan denso que no podemos entrar en todos los detalles.

3 Ezekiel, J. « Magritte rencontre Maghreb : ceci n’est pas un voile. La hijab story », Confluences

Méditerranée, Femmes et islamisme, Nº 59 Automne 2006.

4 Entrevista personal realizada en 2015 por Rosa Quesada Jódar

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