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Las ilustraciones de los textos escolares infantiles: El Coquito

En las obras medievales las mujeres han sido representadas como aquellas que tienen el rol de continuar la especie, asimismo, han sido relacionadas a una imagen de santidad (Pascual 2007). Ante ello, la reivindicación y recuperación del cuerpo se comienza a visibilizar en el arte de Estados Unidos a partir de los años 60s (Albarrán 2007). El arte se convierte en el principal lugar para criticar la ideología machista y patriarcal, pero en el Perú no ocurre esta tendencia sino hasta mucho tiempo más tarde. Incluso hasta el día de hoy nos preguntamos si realmente el cuerpo y, sobre todo el de la mujer, ha sido reivindicado en las diferentes formas del arte y entonces si es que acaso ha transformado las subjetividades, en este caso, de los peruanos. ¿Cómo podemos comprender este retraso en el país?

De Lauretis (1996) indica que “la construcción del género es tanto el producto como el proceso de su representación” (p.11). Si las imágenes son construidas a partir de un imaginario pero, al mismo tiempo, las imágenes contribuyen a la construcción de la subjetividad, es importante analizar el primer acercamiento de las personas con las representaciones. Y aquello ocurre en los primeros años de vida, donde tanto la familia como la escuela tienen un papel clave.

Tal como menciona Anderson (1987), la educación es parte de aquellos procesos que transmiten “una teoría de cómo se aprehende la realidad” (p.115) y que es intencional. La institución educativa presenta ‘el deber ser’, es decir, lo que la sociedad desea para las nuevas generaciones. Entonces, cabe preguntarnos qué imágenes hegemónicas del cuerpo ha transmitido la escuela o si más bien la escuela ha logrado captar la resistencia del cuerpo.

En el Perú, varios autores (Anderson 1987, Callirgos 1995, Espinosa 2006, Miyagi 2014, Rosales 2014, Mena 2017) han estudiado los estereotipos femeninos y masculinos transmitidos en la escuela. Mena (2017) muestra que la escuela tiene un rol importante en la reproducción de las relaciones de género en el país, e indica que para ello el 68% de los docentes emplean los conocimientos sobre la igualdad de género que obtienen de los textos escolares.

La importancia de la diversificación de los cuerpos y de sus roles radica en las consecuencias negativas de transmitir una representación estrecha. Diversos estudios (Cáceres y Salazar 2013, Cuba 2017) presentan a la violencia física y psicológica como una consecuencia de los estereotipos de género, ya que quienes rompen con el modelo tradicional son discriminados.

Es por ello que este artículo pretende responder a la pregunta principal ¿cómo se representa actualmente a la mujer en las ilustraciones de textos escolares infantiles? Para ello analizaremos algunas ilustraciones del libro “Coquito” dirigido a niños y niñas de nivel inicial. Si bien ha habido un esfuerzo por estudiar los textos escolares, estos han sido principalmente abordados desde el nivel primaria hasta secundaria. Sin embargo, hace falta analizarlo desde el nivel inicial, donde los niños y niñas tienen un primer acercamiento al lenguaje, a las representaciones, así como a lo que es considerado femenino y masculino.

El libro Coquito es presentado como “un texto didáctico y científico a través del cual más de 38 millones de niños hispano-hablantes han aprendido a leer, escribir y pensar”. Está enfocado a que los niños y las niñas se inicien en la lectura y escritura del idioma castellano y, para ello, se presenta un gran número de imágenes y sus respectivos significantes.

Como se verá a continuación, el Coquito presenta códigos ‘tradicionales’, pues reproduce una visión androcéntrica de la realidad. Presenta un mundo binario, donde el lugar de la mujer es en el ámbito privado, en el hogar y en el cuidado de los hijos, mientras que el hombre se encuentra en el ámbito público, tiene una carrera profesional y es el proveedor del hogar.

Imagen 1

Fuente: Coquito, p. 4

En primer lugar, la mujer está representada relacionada a la crianza o cuidado infantil. Tal como se muestra en la primera imagen, la tendencia del Coquito es mostrar a una mujer que cuida a los niños –vinculados al color azul y al juego con pelotas- y a las niñas –vinculadas al color rosado y al juego con peluches-. En esta imagen la madre es aquella que se encarga de levantar a sus hijos para llevarlos a la escuela. Enseguida el libro también muestra el momento en el que la madre llega a la escuela y se despide de los hijos. El padre no está presente en dichas situaciones y los cuidadores hombres son muy pocos.

Imagen 2

Fuente: Coquito, p. 15.

En la segunda imagen se muestra a la mujer igualmente en su rol de madre, pero siempre acompañada del padre. Vemos que en el libro no se representa a una mujer soltera con hijos o a dos mujeres criando a un bebé. Por otra parte, la mujer independiente, profesional y sin hijos, ¿sería una posibilidad? No, ya que en Coquito no cabe la autorepresentación. No se consideran otras posibilidades distintas a la mujer ideal, casada y con hijos.

Imagen 3

Fuente: Coquito, p. 21.

En tercer lugar, el Coquito presenta a la mujer con ocupaciones relacionadas al hogar, como cocinera o ama de casa. En este caso es curioso que para que los niños y las niñas aprendan la palabra “piso”, se muestre a una mujer limpiándolo. Cabría preguntarse si entonces los hijos varones podrían asumir roles domésticos en el hogar o incluso que la mujer se pueda encontrar en otro lugar que no sea el “piso”. No obstante, en Coquito no hay lugar para que la dominación y la subordinación convivan.

Más adelante en el libro también se reproduce una imagen de la mujer junto a la cocina cuando se presenta la palabra “cocina”. Vemos que se construye así una idea de mujer circunscrita a la cocina y a la limpieza del hogar. Aquí no cabe la desnaturalización de la relación del significado y significante, sino que más bien se imputan atributos esenciales tanto para las mujeres como para los hombres. Es una construcción ideal del género que ha perdurado en el tiempo y que se ha convertido en la norma.

La resistencia a lo normativo sería mostrar a un hombre limpiando el piso o a un hombre al lado de la palabra “cocina”. Sin embargo, el Coquito nos muestra ‘el deber ser’, lo cual se repite igualmente en varios de los textos escolares del Perú y que se manifiesta enseguida en los imaginarios de los niños y de las niñas.

Finalmente, sorprende que no se haya roto con las representaciones de la mujer de las décadas pasadas. En la actualidad los textos infantiles siguen reproduciendo a un solo tipo de mujer, que es principalmente ‘femenina’. El Coquito, edición 2015, muestra a la mujer en roles tradicionales, siempre alrededor del cuidado infantil y en las labores domésticas. No se logra afectar la construcción del género tradicional y por lo tanto no se logra un desplazamiento de la imagen de mujer. Podemos intuir que una amplia mayoría de mujeres seguirá adoptando estos roles mientras no se logren desestabilizar estas representaciones.

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