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¡Es momento de asumir!


Las mujeres son víctimas de violencia en todo el mundo, en algunos contextos es más explícito, en otros menos, pero la campaña del #Metoo nos muestra -al menos para esa burbuja de las redes sociales- que la violencia es permanente y no distingue nacionalidades, condición económica o nivel educativo -como se suele pensar-. Por ello, considero necesario escribir esta nota. Creo firmemente que es un momento para hacerse responsable, solo de esa forma se puede seguir apoyando esta lucha, qué como bien señaló un joven escritor peruano hace un año: “No es que la violencia contra la mujer sea un problema “que también nos toca”; ¡Es sobre todo nuestro problema!”. Los hombres heterosexuales no podemos seguir apañando esta violencia, tenemos que asumir los errores y hay cosas que deben cambiar.

Dentro de miles de mensajes leídos encontré un par en los que, un hombre reconocía que había sido agresor de algunas mujeres, que lo fue cuando hacía bromas sexistas o cuando mantuvo relaciones tóxicas con alguna ex novia. Algunos lo cuestionaron, otros lo felicitaron por su “valentía”. No se trata de ser valientes, lo que quiero resaltar es la responsabilidad con la debe asumirse el tema, no es fácil reconocer errores, pero por más graves que sean es necesario hacerlo para mejorar en el camino.

Otro mensaje que leí fue acerca de cambiar la victimización de las mujeres, es decir de cambiar ese sentimiento de vergüenza y dolor que ellas suelen tener al confesar la violencia recibida, por que el hombre asuma, pese a la vergüenza y decepción, su responsabilidad como agresor. Es momento de reconocerlo, es nuestro problema y esto no va a cambiar hasta que nos involucremos desde nuestras formas de relacionarnos -y acá solo hablo de la relación entre hombres y mujeres, porque cuando se trata de cómo nos relacionamos con personas homosexuales, queer o de otra orientación sexual, esto puede ser igual o peor-.

Durante mis casi treinta años tuve algunos comportamientos que fueron machistas o sexistas. Y he tenido o tengo muchos amigos heterosexuales que también lo han vivido. Alguna “escenita de celos” puede ser un ejemplo de ello y no, las inseguridades o la inmadurez no la justifica. Otro ejemplo es el uso de un método anticonceptivo, si claro, es difícil usar un preservativo pero es fácil aceptar el uso de pastillas de tu pareja, ¿y es que alguna vez nos preguntamos que existen otros métodos para los hombres? Y si fue así, ¿alguna vez decidiste usarlos? Y, si no fue así, ¿es que asumimos que la prevención siempre debe ser responsabilidad de las mujeres? Peor aún, mantener una relación sin uso de un preservativo. No, no se justifica ni por la atracción sexual, ni porque ella te dijo que sí y luego que no, ni por todo el afecto que puedan tenerse. De igual forma, ¿alguna vez te hiciste un examen para descartar cualquier enfermedad de transmisión sexual?, pues es lo primero que una persona debería hacer al asumir una nueva relación sexual, pero de eso muy poco nos han enseñado y, en mi experiencia, fue interesante saber que cuando le pregunté al médico cuánto era la proporción de hombres y mujeres que asistían por este examen, el me señaló que un 80% mujeres y un 20% hombres, hablar de este tema dentro de una relación debe hacerse con naturalidad y responsabilidad, con confianza y respeto.

Hay que asumirlo, es importante que las cosas cambien desde la forma más básica o íntima de relacionarnos, creo que solo así el feminismo podrá ser realmente eficaz para hacer de este un mundo mejor. Es necesario que reconozcamos nuestros privilegios, nuestras formas de violentar, incluso a las personas que queremos, porque no hay mejor comienzo que aceptar tus errores. Alguna vez leí por ahí que, nadie puede culpar a una persona por tener un defecto, pero si puedes reprochar que no haga algo para mejorar cuando este puede afectar a otras personas. Entonces, amigos, compañeros, colegas, es momento de asumir, mejorar y seguir avanzando en ello desde lo cotidiano.

Frente a una nueva marcha del #NiUnaMenos no solo debemos buscar “empoderar” a las mujeres, cuando los hombres privilegiados no hacemos más que sumarnos con un discurso. Es momento de evaluar el nivel más íntimo, más personal, ahí es donde encontramos la verdadera violencia que, como dice Rita Segato, es el “caldo de cultivo” para comprender el significado de esta desigualdad. Hagamos algo a conciencia, esto no es un juego ni se trata de ser valientes, se trata de cómo queremos vivir en esta sociedad, de qué tipo de relaciones queremos, de cuánto queremos a lxs que nos rodean o a lxs que vendrán. Quiero una familia sin violencia, que eso se repita en mis hijxs y que ello se promueva en nuestra sociedad, comencemos a hacerlo realidad.

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