No es justo que los machos violentos reciban tanto amor, y que abusen, maltraten y asesinen a tantas mujeres necesitadas de cariño. No es justo que los machos violentos disfruten de tantos cuidados, tanta entrega, tanto sacrificio, tanto trabajo gratis, tanta adoración. Me da mucha rabia ver cómo conquistan a las mujeres heteras pensando que cuanto más las maltraten, más los querrán. Mujeres maravillosas que se merecen una vida libre de violencia, llena de sueños y de alegría, trabajando en sus proyectos, y disfrutando de la única vida que tenemos en buenas compañías.
Cuando siento esa rabia pensando en todas ellas, me imagino un mundo de mujeres libres, autónomas y empoderadas en el que los machos violentos se quedan solos. Sin nadie que les cuide, que les ame, que les obedezca, que les comprenda, que les aguante, que se someta en nombre del amor. Sin nadie a quien dominar, controlar, machacar, humillar, nadie a quien destrozar la autoestima, nadie que les haga sentirse poderosos y necesarios. Sin nadie a quien maltratar, a quien violar, a quien insultar, sin nadie que trabaje gratis para ellos, sin nadie que les espere con miedo cuando vuelvan de la cantina hasta el culo de guaro. A estos hombres machistas y misóginos les imagino solos, sin amor, sin pareja, sin esclavas, sin criadas. Y a las mujeres nos veo juntas, disfrutando de la vida, creando redes, empoderandonos colectivamente, y enamorandonos de hombres estupendos que se trabajan el patriarcado, con herramientas para gestionar sus emociones, y con ganas de disfrutar del amor compañero. Son muy pocos, pero existen, y ojalá cada vez sean más.
Esto tiene que cambiar ya: la revolución feminista tiene que empezar en nuestras emociones y en nuestras relaciones. Tenemos que liberarnos personal y colectivamente para que los machos violentos no reciban ni una gota más de amor, que se queden solos y apartados, que se destruyan entre ellos. Tenemos que dejar de mitificar al héroe violento y poderoso, reivindicar las masculinidades no patriarcales, y buscar otras maneras de enamorarnos y de emparejarnos en las que no haya sufrimiento, ni jerarquías, ni violencia. Necesitamos más amor del bueno para querernos entre nosotras, para aislar a los violentos y para acabar con el patriarcado.
Artículo publicado en el blog de Coral.