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Paren el mundo que me quiero bajar


Desde que tengo recuerdo, he seguido a Mafalda y hoy más que nunca puedo decir que esta frase del gran Quino, cobra vigencia para darle título a este post.

Este mes en el Perú, los creyentes católicos (y los comerciantes de estampitas, turrones, anticuchos y demases) festejan al Señor de los Milagros, es el “Mes Morado”. Pero este año, octubre ha resultado ser además el mes del Hashtag #PerúPaísDeVioladores, el cual se hizo tendencia en redes sociales y ha llamado la atención de la sociedad peruana y del mundo. Este hashtag ha despertado pasiones en los peruanos y nos muestra una cara muy triste como país: A la gente le importa más “el qué dirán” que el asunto de fondo: De pronto, hasta la Presidenta del Consejo de Ministros dijo que el Perú no es un país de violadores. Muchos dijeron que este hashtag le hacía daño a la reputación del país (sí, el hashtag y no la situación de violencia que vivimos las mujeres)…No voy a entrar a exponer mi punto de vista sobre esto, que con ello se han endulzado los medios tradicionales ya vaaarios días.

Yo te diré hoy a ti transeúnte, cómo es que no eres violador pero sí violentas. Violentas en la calle cuando lanzas un “piropo” a una mujer (de cualquier edad) solo porque según tu percepción, ella es agradable a la vista. Aún cuando no la conoces y mucho menos te ha dado permiso para hablarle. Y si te responde molesta la insultas. A ti te digo: Nadie te pidió opinión sobre el cuerpo de una mujer.

A ti “ciudadano”, que creas, comentas, participas, husmeas en grupos de Facebook sobre el “punteo” en buses y cuentas cómo lo haces y lo divertido que es, te digo que no es gracioso, el cuerpo de una mujer no es de tu propiedad. Y no te voy a decir que respetes a una mujer porque tienes madre, hermana, hija o esposa, porque el valor de una mujer no se mide por la relación que tenga con un hombre sino por el hecho de ser una persona.

A ti hombre profesional, que interrumpes a tus colegas cuando hablan o irrumpes en el espacio en que ella debe hablar, solo para ganar protagonismo, porque siempre se trata de ti, siempre tú deseas ser el protagonista. Te digo que estás violentando ¡Amigo, date cuenta!

A ti que contratas mujeres porque “puedes pagarles menos” que a un colega varón. Porque sabes cómo es el mercado laboral y te aprovechas de la inequidad ¿Será violencia eso? ¡Mmm!

Y lo más doloroso para mi como activista, es tener que escribirle al amigo aliado del feminismo, a ti amigo aliado, que pregonas acerca de la igualdad pero te burlas de tus compañeras que no encajan en tu ideal de mujer “digna”.

A ti amigo aliado que dices admirar a la mujer dueña de su vida y de su cuerpo y te asustas cuando una de ellas toma la iniciativa al acercarse a ti o responde con más pasión que la tuya a tus estímulos.

A ti, que te sabes todas las teorías y las difundes, pero le haces bromas sexistas a tus compañeras de lucha. De nada sirve el discurso si no sabes ponerlo en práctica.

A ti amigo sensibilizado que crees que ser aliado es apoyar la inserción de las mujeres en los distintos espacios laborales, académicos, pero la moralina te gana y no puedes con tu genio y juzgas la vida íntima de quienes dices apoyar.

A ti que aún no te terminas de enterar que las mujeres somos tan seres humanos como tú, que tenemos inquietudes, deseos, ideales, pensamientos, como tú, aunque no sean los mismos y muchas veces no sintamos igual.

A ti amigo aliado, que cuando escuchas a una compañera hablar de sexo, se te sale la sonrisa morbosa, que miras al de al lado de forma burlona, con esa mirada de ¡mira qué puta! Que las teorías no te han sabido quitar.

A ti que dices que tus novias son felices en una relación “no formal”…aquí entro en conflicto conmigo misma. Por un lado pienso que es libertad de cada quien optar por el tipo de relación que desee, si es de a dos, si es de a tres, de a cuatro, siempre y cuando todo sea consentido y sabido por todos los miembros. Esa es mi teoría. La vida en cambio me ha llevado a conocer muchos casos de relaciones de a tres en donde al menos uno no es feliz y presenta problemas emocionales por la situación; alguna vez fui parte de una relación de “amigos pero no novios” (de a dos), que luego fuimos novios, luego otra vez amigos con derechos y así; la historia más larga de la vida y poco sana (mirando desde hoy hacia atrás). Lo que he visto en estas situaciones es desgaste emocional de alguna de las partes, siempre alguien sale dañado. Volviendo al tema, es que amigo, quizá no te des cuenta, pero el tratar a una mujer como tu novia y decirle “no te enamores que no somos nada” es violencia. Me dirás ¿Pero cómo, si todo ha sido acordado? Ya pues, no somos robots y lo sabes bien y seguro te das cuenta cuando ella te reclama. Entro en conflicto de nuevo, eso a veces pasa también a la inversa, el hombre que se enamora de la mujer que le dijo que no quiere nada serio…en fin (este no es mi mejor mes, nótese el desorden de mis ideas). Quizá es un intento de ejercicio de identificación de situaciones de violencia…

Seguimos con el “a ti”. A ti amigo que dices que no somos un país de violadores o incluso a ti amigo aliado que sí estás de acuerdo con esta premisa pero aún así mantienes conductas represivas, machistas, moralistas, a ti te digo que sí pues, no eres un violador, pero ejerces violencia y eso va más allá de teorías (sí, esta idea ya está expresada líneas arriba, pero es que esto me jode mucho y lo repito).

A ti compañero, te digo que la transformación viene desde uno mismo, desde el momento en que CREES, PIENSAS y TRATAS a las mujeres como seres humanos iguales a ti, con pensamiento propio y que no tienen por qué tener tus mismas creencias o “valores”. La teoría ayuda, te centra, te convierte en un sujeto empoderado que puede hablarle a sus pares sobre lo políticamente correcto, pero no genera el cambio, eso está en ti.

No eres violador, pero ejerces violencia

No violas, pero explotas laboralmente a mujeres

No violas pero expones los secretos de tus compañeras ante otros machos como tú

No violas pero juzgas a la mujer que fue violada porque andaba en minifalda o “por puta pues, por qué andaba en esa discoteca”.

La intensidad de mis emociones ante un octubre sorpresivo, en donde la negación de las y los peruanos hacia la violencia solo pone trabas al abordaje de esta problemática (y su consecuente solución) me ha conmocionado. A eso le sumo que a nivel personal, algunas experiencias me han llevado a la reflexión sobre aquello que consideramos o no violento, me ha hecho cuestionarme si los varones -incluso los sensibilizados- no están aún en su zona de comfort, ejerciendo violencia sutil desde su posición de privilegios, sin cuestionarse del todo. Algo decepcionadita estoy… ¡Es tan común deslegitimar las emociones en una sociedad machista! (más aún las emociones y sentimientos de las mujeres).

Y hablando de emociones, este mes me embargaron tantas, que me han llevado a recordar el pasado. Escuchar a la gente decir: ¡No todos son violadores oye! ¡Qué te pasa! Me lleva a aquella primera vez (mi primer acoso) cuando a los 14 años subí a un bus y un hombre mayor, de unos 40 años aproximadamente empezó a sobar sus genitales sobre mi hombro. Me quedé helada, pensaba que ya estaba cerca de mi destino, así que me puse de pie y me pegué a la puerta. Ni de asomo se me ocurrió acusarlo, solo tenía miedo. ¡Ah sí pues, pero no me violó! (y ya, el tema de intentos de violación va para otro post, algún día).

El cierre

Hace unas horas hablaba con una compañera feminista y haciendo el ejercicio del espejo le pregunté ¿Si nosotras las mujeres hemos sido criadas en esta sociedad, patriarcal, machista y a pesar de ello, hemos cambiado la perspectiva, hemos abierto los ojos y cuestionamos, nos reeducamos, nos fortalecemos ¿Por qué a nuestros compañeros les cuesta tanto reconocer en ellos su sutil violencia, su machismo? ¡Y ni decir de aquellos que no están sensibilizados! Leer sus comentarios en redes sociales solo provoca decir, cual Mafalda ¡Paren el mundo, que me quiero bajar!

Nota al cierre: Ya llega noviembre, mes en que se conmemora el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

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