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Nos invisibilizan, pero sí se puede


Antes de venir a Pucallpa desde Atalaya(*) buscó su cushma(**) ceremonial y preparó todos sus cosméticos con achiote (***)y otros productos naturales para estar debidamente elegante, como lo hacen las mujeres de la ciudad, a la altura de la condecoración que iba a recibir como mujer destacada en sus estudios, siendo a la vez madre soltera y dirigente en la Organización Indígena Regional de Atalaya (OIRA), pero han sido sus virtudes como mujer luchadora la que merecieron que sea calificada para recibir la Orden al Mérito de la Mujer Ucayalina en mérito a las mujeres que destacan en los estudios, porque Tabea Casique Coronado, a sus 39 años y con toda esa carga humana y social, sigue estudiando la carrera de Trabajadora Social, desde Atalaya, en la Universidad Inca Garcilaso de La Vega y este fin de mes sustentará en Quito un diplomado sobre cambio climático que se inició en El Salvador. Si para cualquier mujer urbana puede ser todo un reto, para Tabea también lo es y no los teme. “Sí se puede” es su lema y su secreto es no revelar cómo prepara su maquillaje, que no tiene nada que envidiar a los carmines, tintes y rímel de cualquier coquetería, pero sí desnuda los avances y limitaciones de una mujer indígena para estudiar y superarse.

  • Usted es de la comunidad de Chicosa y viene de Atalaya. La categoría en la que la premiaron es en la de estudiante, con 39 años de edad.

Tengo 39 años, sigo estudiando, soy de la población indígena asháninca, de la provincia de Atalaya. Actualmente trabajo en la (OIRA). Casi no llego, pero gracias a la Gerencia Territorial de Atalaya estuve presente en este evento tan importante.

  • Lo que se le ha reconocido son sus esfuerzos por estudiar.

Como población indígena y como mujer tenemos obstáculos para los estudios, pero no nos lo impiden. Hay que seguir adelante a pesar de tantos obstáculos en el camino. Todo es posible trazándonos una meta, que se puede lograr, pero los estudios para la población indígena son complicados, no es fácil, pero sí se puede. Eso quiero yo destacar a la población indígena.

  • ¿Qué clase de obstáculos tienen? ¿En la familia, en la comunidad, en el jefe, en el curaca, en el Estado?

Tenemos muchos obstáculos en todo, incluso en la familia. Prácticamente en todos los niveles nos invisibilizan. Somos invisibilizadas en todos los aspectos, nos generalizan, no hay esa prioridad en el campo de la educación y muchas veces menos oportunidades tenemos como mujeres en los pueblos indígenas.

  • ¿Qué clase de obstáculos afrontó usted? ¿Tal vez los tuvo de parte de sus padres?

Mis padres, tal vez porque éramos una familia numerosa de 9 hermanos y la economía es tan complicada, entonces no ha sido fácil. Yo he tenido que trabajar y estudiar durante mi adolescencia.

  • ¿Pero sus padres le permitían estudiar?

Claro, sí, pero también depende de una.

  • ¿Había condicionamientos; por ejemplo vas a la escuela si terminas la chacra?

No. Lo que tenía que hacer es dejar mi familia, mi hogar. Tenía que salir para buscar mejoras afuera, porque en la misma comunidad hay dificultades. Por ejemplo no había el grado para el que yo tenía que seguir estudiando, el quinto de secundaria, tenía que salir hacia Atalaya para seguir estudiando en la nocturna, porque trabajaba en el día y estudiaba en la noche. Esa es la desventaja en las comunidades nativas.

  • ¿Cómo se refleja la competencia con los varones?

Los varones tienen más posibilidad en salir, en abandonar la comunidad. Con las mujeres es un poco más dificultoso, se van más tarde.

  • ¿Tal vez solo pueden salir si están casadas?

Jajaja, no, no solamente casadas, pero tenemos que argumentar algo para que los padres puedan permitir que la hija mujer pueda salir de la comunidad.

  • ¿Irse para estudiar es un buen argumento, o no?

Claro, pero como que nos miran para que no lo hagamos, porque tenemos más desventajas. En cambio a los varones les basta con decir me voy, y se va.

  • ¿Cuál es su comunidad?

Chicosa. La población es de unas 1200 a 1500 personas. Mayormente son mujeres.

  • ¿Qué porcentaje estudia, de esa población femenina?

Actualmente hay colegio hasta el quinto año de secundaria, pero aun así falta promover la educación en mujeres. Lamentablemente la economía es una limitación. Hay falta de capacitación para concientizar a la comunidad por la educación, que se tiene que educar a los hijos y a las hijas. Pocas familias sí sobresalen, pero están para inscribirlas. Nosotras como organizaciones (OIRA) debemos brindar capacitación a las comunidades para impulsar la educación y hacerles notar cuán importante es.

  • ¿Al momento en que se desarrollan los estudios, hay mucha diferencia entre los varones y las mujeres?

No hay muchas diferencias por parte de los maestros, sino a través de los padres. Si hay alguna oportunidad de estudiar, priorizan a los varones, porque piensan que tiene que ser así porque son varones. Yo creo que eso debe cambiar al cien por ciento, porque nosotras las mujeres también tenemos los mismos derechos que los varones.

  • ¿Eso se debe a que el concepto es que los varones deben mantener el hogar y las mujeres son las que deben ser mantenidas?

El concepto es ese, pero algunos papás ya se han concientizado y entienden que la mujer no tiene que estar sujeta al hombre, porque si el hombre la abandona con 2 o 3 hijos, qué queda, solo la mamá. En mi caso, a Dios gracias que mi papá me inculcó que debo estudiar, a pesar de que después nos abandonó, pero hemos surgido. Gracias a Dios que todos mis hermanos han hecho una carrera técnica y en eso trabajan.

  • ¿Actualmente tiene pareja o está casada?

Tengo dos hijos y estoy sola, pero sigo estudiando. Al mayor lo tuve mientras estudiaba, al salir de mi comunidad. La niñita vino diez años después.

  • ¿Los has tenido que mantener sola?

Sí, sola, trabajando.

  • ¿Ha sido marginada por eso?

Marginada no, pero es una responsabilidad la que yo asumí hasta la actualidad. Y sigo estudiando.

  • ¿Qué significado tiene para usted esta condecoración?

Bueno, como persona, represento a una organización y siento representar a la población indígena de Atalaya, me siento contenta. Pero no se trata de celebrar un solo día por el Día Internacional de la Mujer, yo creo que debe ser toditos los días porque nosotras cada día tenemos que esforzarnos, levantarnos cada mañana y luchar contra las circunstancias que se nos vienen día a día. Tenemos que ver qué hacer, lo que es peor cuando una es sola, pero es algo que tenemos que enfrentar. Asumo que nos miran como que no estamos frente a esa desventaja, en cambio los varones agarran y hacen lo que les parece. Basta con decir me voy y se van.

(*) Pucallpa y Atalaya son ciudades de la región Ucayali en el oriente peruano. Pucallpa es la capital de Ucayali.

(**) Cushma: Túnica indígena

(***) Achiote: Fruto local, de un color rojo fuerte.


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