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La Caja de Pandora


Habían cosas guardadas bajo siete llaves, a propósito, planeadas, pensadas, justificadas. Abrirla, significaba tener que admitir – ante una extraña -, algo que había callado durante mucho.

Abrirla, significaba mostrar las heridas que la piel no reflejan.

“Usted sufre de stress post-traumático, es común en víctimas de violencia doméstica” - Víctima. Había pasado mucho tiempo renegando a encasillarse en esa categoría: víctima. No puede ser víctima quien siempre se defendió. Después de todo, sabía muy bien detectar signos de violencia, después de todo, ese era SU tema.

“el maltrato psicológico es más difícil a sanar”

Nunca golpeó”, la caja de Pandora empezó a abrirse con la primera llave, “nunca golpeó…..fuerte”, segunda llaveyo esperaba que lo haga, para que alguien me creyera”, tercera llave, “yo esperaba que se vaya él primero, así sería más fácil”, cuarta llave.

El marido nunca la golpeó. Claro, hubieron ocasiones en que él, en broma, torció su brazo detrás de su espalda, aplicando una ligera presión en el codo : "¿Sabes con qué facilidad podría romper tu brazo ahora mismo?". Pero eso no podía ser abuso, él solo estaba bromeando.

Escuchaba las voces de terceras personas, todas decían corre!, sus padres le advertían corre!, sus amistades cercanas decían corre!, y ella corría pero no del lugar. Ella corrió tanto pero quedándose siempre en el mismo lugar.

“el maltrato psicológico es más difícil a sanar”

Era vivir en dos mundos paralelos. En aquella casa en la que no quería entrar. Fuera de ella, la wonder woman ideal, todo ibien…casi todo. El sueño, el dormir que no llegaba. Pasaban días sin dormir, insomnio, insomnio, insomnio. Corre! Decían las voces y ella corría pero seguía en el mismo lugar.

“yo lo vi todo, mamá”, repetía la pequeña voz “yo vi cuando te jaló por las piernas, yo lo vi todo mamá”

Y el mundo se cayó, quinta llave. Había que correr, esta vez fuera. Y esta vez corrió más lento, con la seguridad que tenía que salir. Habían dos opciones, o se tiraba por la ventana o se iba. Seguía corriendo.

“el maltrato psicológico es más difícil a sanar”

Todo empezaría con historias que la hacían parecer estúpida frente a amigos o familiares. Ella también reía, pero internamente estaba totalmente mortificada. El la pintaba como un desastre, y ella cómplice, reía. Sus amistades eran siempre consideradas como inútiles o estúpidos o alborotadores. Su círculo se hizo más pequeño.

Él se burlaría de sus pechos, su vientre, sus muslos, sus brazos. Se enojaba con ella en el dormitorio porque se sentía incómoda al estar desnuda y expuesta a él. Si ella lo atrapaba sexting con otra mujer, él le diría que era porque no estaba trabajando lo suficiente para complacerlo. Necesitaba ver pornografía porque ella no podía proporcionarle lo que realmente necesitaba.

Cualquier logro de ella, grande o pequeño, se desinflaba de inmediato y rara vez se celebraba. Después de todo, él lo hubiera hecho mejor, él siempre podía hacerlo todo mejor.

Sus demandas eran importantes, y si ella no podía satisfacerlas, la reprendía porque ella debería haber sabido en qué se había metido cuando se casó con él. Él tenía estándares, y constantemente ella no cumplía con ellos.

Le decía que ella podría desaparecer porque igual nadie iba a extrañarle. No solo lo decía, lo hacía, podía abandonarla en necesidad de ayuda durante horas.

Él le diría que tuvo suerte al tenerlo en su vida. Debería estar agradecida. No tenía derecho a quejarse de ningún modo.

Al final, cuando finalmente tuvo el coraje de decirle que se iba, le diría que era una perra ingrata y que conocía a muchas mujeres que serían felices y estarían dispuestas a ocupar su lugar. Nadie querría una perdedora como ella. Él era el único dispuesto a lidiar con su estupidez.

Y ella creyó que merecía todas estas cosas.

Siempre supo que eso no era normal, siempre supo que eso no era amor.

Pero el abuso emocional es astuto. Comienza poco a poco, con bromas y comentarios sutiles, y luego aumenta hasta que cuestionas todo lo que haces y piensas. Tus pensamientos ya no son tuyos. En cambio, tus pensamientos se han convertido en un horroroso universo alternativo por la misma persona que juró amarte y respetarte. Es el último cebo y el interruptor.

El abuso emocional te enseña inconscientemente a devaluar tu valor personal. Es cruel.

Pasarás mucho tiempo debatiendo contigo misma que tal vez no estabas siendo realmente maltratada y que tal vez realmente habías hecho cosas para merecer lo que había soportado durante tanto tiempo. Tal vez estabas exagerando y siendo dramática. Esto, es una mentira. Los efectos del gaslighting son reales, y persisten. Cuando tu realidad personal está jodida, realmente tiene su efecto y perdura durante mucho tiempo.

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