Si se preguntan qué tiene que ver el que los hombres se maquillen con el que las mujeres utilicen pantalón, déjenme contarles ambas cosas tienen mucho en común.
Hace unos meses estaba comiendo con una pareja de amigos y, no sé cómo exactamente, terminamos hablando sobre esos hombres de instagram que se maquillan, a lo que mi amiga dijo que le parecía poco masculino, añadiendo, así como los hombres que desean usar faldas o vestidos. Simplemente NO es masculino.
Le pregunté que era masculinidad y feminidad para ella, porque a mi parecer la definición de estos conceptos suelen cambiar. Hace menos de 100 años, el que las mujeres usaran pantalón era mal visto y estaba cargado de connotaciones, es apenas en los años 30 donde fue más o menos aceptado en el ámbito deportivo. Durante la segunda guerra mundial debido a que muchas mujeres tuvieron que ir a trabajar a las fábricas, el pantalón fue adoptado por lógica como la vestimenta más práctica para este tipo de trabajos, sin embargo al final de la guerra, “las mujeres vuelven a la cocina y se impone una hiperfeminización en su indumentaria que busca potenciar su rol tradicional como reposo del guerrero y madre.”*
Podemos así, atrevernos a llegar a la conclusión de que las mujeres que usaban pantalón no eran consideradas femeninas. Como siempre serán las mujeres en el ojo público, escritoras y actrices, modelos, que volverán popular y que influenciarán a las mujeres de todo el mundo y a las siguientes generaciones.
¿Por qué nuestra necesidad de usar pantalón?
Creo que para entender la razón basta con leer un poco de la vida de George Sand a quien le gustaba vestirse de hombre, porque usar pantalón en un poco de corsés y vestidos largos era adquirir un poco de libertad, la libertad de caminar por horas, la libertad de escoger que vestir.
Querer vestirse “como un hombre” era visto como un afrontamiento, como una señal de rebeldía, de inconformismo y de cansancio al patriarcado opresor.
Bard (ndlr; Christine Bard, escritora, autora de: Historia política del pantalon.) recuerda que en 1970 los ordenanzas de la Asamblea Nacional francesa niegan la entrada a Denise Cacheux (socialista) y Michèle Alliot-Marie (gaullista) por llevar pantalones. Esta última, consejera del gabinete de Edgar Faure explica a este ministro que si lo que les molesta es el pantalón, ella estaría dispuesta a quitárselo sin ningún problema. Y solo a través de esta pequeña irreverencia consigue doblegar la ordenanza y sentar precedente para el resto de políticas.
Y si, una simple vestimenta representa nuestra lucha por la igualdad de género, y mucha de esta lucha, como dije antes, se hizo a través de mujeres que marcaron tendencias, que se atrevieron a afrontar las miradas e incluso insultos.
Volvamos al año 2018 en donde muchos hombres están usando la plataforma de Instagram para dar rienda suelta a su creatividad a través del maquillaje. Adoptando lo que hasta hace poco era una moda únicamente femenina, transformándola y adaptándola a todos los gustos.
Un hombre que se maquilla de manera tan “vistosa”, entiéndase de la misma forma que una mujer, se expone a críticas, insultos y hasta violencia.
Pero es que la igualdad de género va en doble sentido, y así como el concepto de feminidad ha ido cambiando con los años, el concepto de virilidad de igual manera está empezando a mutar, el feminismo ha ido permitiendo que los hombre puedan expresar de una manera diferente, lejos de aquella imagen del varón que nunca llora y viste pantalones y camisa y zapatos negros.
El maquillaje entra en esta nueva forma de expresión, a la que deberíamos de darle la bienvenida, sin prejuicios, al contrario aceptando que esto es un gran paso más hacia la igualdad de género que tanto deseamos y por la cual luchamos constantemente.